CONJUNTO HABITACIONAL DE TRABAJADORES DE LA EX - INDUSTRIA TEXTIL COMPAÑÍA CHILENA DE TEJIDOS (CHITECO)

La presente reseña histórica fue construida en base a un proceso de puesta en valor de diversas poblaciones y conjuntos habitacionales nacidos al alero de algunas importantes industrias, siendo parte de la asistencia técnica de nombre “Catastro de Tipologías Industriales en la comuna de Quinta Normal”. Por lo que su línea argumentativa tiene que ver con las historias de las problemáticas y soluciones habitacionales de los trabajadores de la industria textil CHITECO (Compañía Chilena de Tejidos).

Durante gran parte del siglo XIX, Chile sostuvo un modelo económico comercial basado principalmente en la importación de productos textiles desde Europa, tales como paños y telas de lana, algodón y seda, lo cual dio paso al surgimiento de la producción manufacturera de vestuario en pequeños talleres locales que con el avance del siglo se multiplicaron de manera rauda posibilitando además el surgimiento del proletariado femenino. Si bien este modelo económico permitió el fortalecimiento y crecimiento sostenido de la industria del vestuario, también trajo consigo el estancamiento de la industria textil nacional debido a la preponderancia de las importaciones de textiles por sobre su producción chilena. Al respecto, destaca el año 1865 con la creación de la primera fábrica textil chilena: la Fábrica de Paños Bellavista de Tomé ubicada en la ciudad de Concepción (Biblioteca Nacional de Chile, s.f.), la cual utilizó inicialmente como materia prima la lana de oveja proveniente de la Patagonia chilena y argentina, y alcanzó reconocimiento a nivel Latinoamericano por su gran importancia fabril y organizacional. 

No fue hasta después de la crisis económica mundial del año 1929 que la industria textil nacional logró despegar y diversificarse gracias a las medidas proteccionistas y desarrollistas del Frente Popular que dieron paso a la creación de un modelo de producción de industrialización por sustitución de importaciones que promovió el “crecimiento hacia adentro” y la sostenida modernización de las técnicas, procesos y productos elaborados por manufacturas chilenas. Este camino de industrialización y fomento a la producción nacional fue liderado por la Corporación de Fomento a la Producción (CORFO).

Chile textil: revista de la industria y comercio textil de Chile: n° 19-41 del 31 de enero de 1946 a 31 de diciembre de 1947

Fuente: https://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:62490 

 

El crecimiento de la industria textil nacional fue estrepitoso, al punto de que para la década de 1940 la rama industrial textil albergaba más de 550 establecimientos con cerca de 30.000 trabajadores y una inversión de un 21% del capital industrial chileno, siendo solamente superada por la industria alimentaria (Toledo, 1948). De esta manera, surgen y se fortalecen industrias textiles de gran prosperidad e impacto económico, en donde preponderaron aquellas lideradas por inmigrantes italianos y árabes como lo fueron las empresas Caffarena, Molleto y, uno de los grandes símbolos de la industria textil nacional por su continua modernización y diversificación textil: la fábrica Yarur Manufacturas Chilenas de Algodón, que logró albergar a más de 40.000 trabajadores y trabajadoras. De manera particular, en la comuna de Quinta Normal se crea la Compañía Chilena de Tejidos (CHITECO), la cual con el paso de los años fue aumentando su infraestructura y personal, logrando asentarse como una industria de tamaño medio con una marca de renombre e impacto nacional, especialmente en la memoria popular de los/as quintanormalinos/as.

Logo de industria textil CHITECO

Fuente: https://logosdechile.cl/products/chiteco-1

 

La industria textil Compañía Chilena de Tejidos S.A., más conocida como CHITECO, se establece en el año 1920 en el barrio Lourdes de la entonces denominada comuna de Yungay, emplazándose en gran parte de la manzana ubicada entre las calles Martínez de Rozas por el sur, Andes por el norte (hoy en día renombrada como Andes de Violeta Parra), Torreblanca por el oriente (hoy en día renombrada como Rivas Vicuña) y Francisco Lobos por el poniente. La infraestructura industrial de CHITECO pasó a determinar el grueso de la estética urbana y arquitectónica del sector, el cual hasta el día de hoy mantiene gran parte del edificio fabril como vestigio del patrimonio industrial de la comuna y de la memoria colectiva de los vecinos y vecinas quintanormalinos/as.

 

Vista aérea de ex industria CHITECO

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2022.

 

“(…) aquí el barrio era muy bonito, porque teníamos una industria muy grande nosotros aquí en CHITECO que trabajaban las 24 horas al día, y esa ocupan como dos manzanas, el CHITECO está allá, entonces imagínese la cantidad de gente que trabajaba ahí, día y noche, habían (…) Entonces, todo eso era cosa bonita, ve. Aquí mismo en Matucana pasaba el tren, y las calles eran como más limpias que ahora, cuando pasaba el tren por aquí en Matucana, al ladito de la vereda, (…) pero barridita, ordenada, y la gente entrando a los negocios, era muy bonito, muy acogedor este lado” (Gu., 75 años, Franja Yungay; como se citó en Ahumada & Moncada, 2006, p.59).

 

Plano Industria Textil CHITECO. Arquitecto Eduardo Knockaert

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2023

 

La fábrica CHITECO fue una industria de alta popularidad comunal en donde trabajaron más de 500 personas residentes en la comuna y sus alrededores, siendo principalmente mujeres obreras que se apuntaban en las diversas secciones del recinto fabril, fortaleciendo así la inserción laboral femenina y el surgimiento de las mujeres proletarias en las distintas secciones de manufactura textil (Pérez, 2013). Así lo comenta la Sra. Margarita Moreno, ex trabajadora de la industria textil CHITECO y vecina de la comuna de Quinta Normal:

“Yo entré a trabajar como a los 18 años a una empresa de  alpargatas que después se unió con CHITECO y formaron una sola industria. Cada persona hacía su tarea, unos trabajaban con los hilos, otros ponían las plantillas y así, yo manejaba una máquina chica y cosía talones. En CHITECO después trabajé como planchadora y envasadora y mi marido trabajaba en el telar de las toallas” (Miranda, 2015, p.48). 

Durante gran parte del siglo XX la fábrica tuvo un crecimiento sostenido pero moderado, en comparación con sus pares, distinguiéndose a partir del desarrollo de un modo de producción propio y una especialización en la fabricación de productos textiles para el hogar, específicamente, en la confección de toallas y ropa interior de alta calidad e impacto en el mercado nacional. Adicionalmente, la CHITECO se caracterizó por la alta especialización de sus trabajadores y trabajadoras quienes realizaban sus labores en secciones específicamente diseñadas para los fines, tales como hilandería, tejidos, tintorería, camiseteria, entre otros. A continuación es posible apreciar las distintas secciones de la industria. 

 

Plano interior de Industria CHITECO. Arquitecto Eduardo Knockaert. 1944

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2023

Es interesante constatar la magnitud del impacto sociocultural que tuvo la industria textil CHITECO en la historia y memoria colectiva de la población chilena, ya que por una parte la empresa aportó en la construcción de estéticas publicitarias y reproducción de discursos culturales sobre una masculinidad y feminidad con determinados criterios, a la vez que permeó de manera profunda en la cultura popular al convertirse en un sinónimo tradicional de la ropa interior (calzones o calzoncillos), derivando incluso en su uso en el habla chilena como una expresión popular y picaresca aludiendo al enamoramiento o atracción que una persona siente en algún momento específico por otra: “se le soltaron los chitecos”, “se te cayeron los chitecos”, “afírmate los chitecos”, “se le soltaron los elásticos de los chitecos”. 

 

Publicidad de CHITECO en Revista ZIG-ZAG. Año 1955

Fuente: http://www.disenonacional.cl/chiteco-la-comodidad/ 

URBANIZACIÓN EN SECTORES INDUSTRIALES: CONJUNTOS HABITACIONALES CHITECO

Una de las problemáticas sociales de mayor complejidad que debió abordar el país entre fines del siglo XIX e inicios del siglo XX fue la escasez de viviendas y las carencias de higienización en aquellas ya existentes, manifestándose esta necesidad básica especialmente aquella población de menores recursos. Este escenario apremió al sector público en la creación y desarrollo de iniciativas gubernamentales en materia habitacional, lo que posibilitó el surgimiento y evolución de una institucionalidad chilena en torno a la vivienda (Hidalgo, 2019). En términos generales, destaca la primera legislación promulgada en el año 1906: la Ley de Habitaciones Obreras, la cual sentó las bases en la incorporación de los sectores y barrios obreros en la planificación urbana; para luego en la década de 1930, en plena construcción del Estado Desarrollista, promulgarse las “Leyes de Fomento a la Edificación Obrera” que permitieron la regularización y permanencia de la construcción de nuevas viviendas populares. 

Más adelante, en el año 1936 se promulga la ley que crea la Caja de Habitación Popular (Ley N°5.950) con la finalidad de entregar un fomento estatal hacia la edificación de nuevas viviendas obreras, para luego en el año 1943 reformarse dicha ley y promulgarse la Ley N°7.600, que le entregó mayor autonomía y atribuciones financieras a la Caja de Habitación Popular buscando la construcción y fomento a la edificación de viviendas salubres y de bajo precio, huertos obreros y familiares (Hidalgo, 2019). A partir de esta última, es que se integra el cobro de un impuesto tributario a las empresas industriales, pasando a formar parte activa en la solución habitacional para sus trabajadores y trabajadoras a través de un aporte del cinco por ciento de sus utilidades anuales a la institución pública de la Caja de Habitación Popular. Si bien esto se puede observar como positivo, tuvo sus diversas repercusiones en términos de la injerencia de los empresarios tanto en la construcción de las dinámicas laborales y sociales al interior de las industrias como también en los barrios obreros, que debieron regirse bajo sus lógicas y visiones de la sociedad. Estas prácticas fueron utilizadas por el empresariado de la época como estrategias del denominado “paternalismo industrial”, el cual buscó de manera sistemática la generación de mecanismos de control, vigilancia, estabilidad y lealtad de la clase trabajadora hacia los dueños industriales para asegurar así el sostenido crecimiento y perdurabilidad de las mismas (Venegas, 2018).

 

Afiche participante de la Exposición de la habitación económica de 1922, en Revista de la Habitación, N0 22, Octubre de 1922, p. 665.

Fuente: https://www.revistadivergencia.cl/wp-content/uploads/2022/07/Div_018-006.pdf 

 

En línea con lo planteado, se comprende que al arribar estas nuevas industrias (textiles, alimentarias, musicales, entre otras) en el sector poniente de la capital que históricamente se había caracterizado por su modo de producción agrícola a partir de extensas chacras, se vuelve necesario iniciar la urbanización a partir de un proceso de edificación habitacional, desde una planificación y arquitectura centrada en la industrialización, albergando tanto un incentivo desde el Estado por la Ley Nº7.600 (conocida popularmente como la Ley del 5% justamente por la cantidad de aporte monetario de las empresas industriales), como también por el propio interés de los empresarios de asentar a sus trabajadores y trabajadoras de manera integrada en un solo lugar, asegurando así su estabilidad laboral y, por consiguiente, el tan esperado crecimiento de la fábrica.

“las redes barriales e industriales están especialmente ligadas, barrio y fábrica entonces pasan a tener una relación simbiótica que muchas veces trasciende la cuestión industrial y se transforma en un factor clave para potenciar las relaciones sociales, con una importante estrategia de vigilancia y control a cuestas” (Gómez, 2021, p.19).

Particularmente, la comuna de Quinta Normal, por entonces llamada Barrancas y luego Yungay, comenzó a encarnar una composición mixta de usos de suelo entre industrias, viviendas, agrícola y ferroviario (debido a la existencia de la Estación Yungay en Avenida Matucana que conectó a la ciudad inter regionalmente), lo cual derivó en la configuración de barrios obreros con medios y modos de vida vinculados directamente al modelo de producción de industrialización. 

CONJUNTOS HABITACIONALES CONSTRUIDOS POR INDUSTRIA CHITECO

 

La industria textil CHITECO fue una de las empresas en la comuna de Quinta Normal que adoptó este mecanismo de construcción de poblaciones obreras, sin embargo, no fue un camino sencillo. Según plantean los ex trabajadores y trabajadoras de CHITECO esta decisión de edificación habitacional ocurrió luego de diversas negociaciones realizadas entre la empresa y los sindicatos de trabajadores y trabajadoras industriales, a partir de lo cual los dueños de la fábrica se vieron conducidos a adoptar el programa habitacional, lo que posibilitó la construcción de dos etapas de conjuntos habitacionales para algunos trabajadores y trabajadoras textiles y sus respectivas familias, generando así un barrio obrero en donde la vivienda y el espacio laboral se mixturan al punto de definir la identificación barrial de la los trabajadores y las trabajadoras. 

Plano de emplazamiento Conjuntos Habitacionales CHITECO e industria textil CHITECO

 

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2024. 

 

Considerando los planos de edificación que la Municipalidad de Quinta Normal resguarda dentro de sus archivos históricos, se evidencia que la construcción de las viviendas de la primera etapa de los Conjuntos Habitacionales Mapocho y Pasaje Francisco Lobos comenzó en 1953. Por su parte, aproximadamente en la década de 1960 se iniciaría la segunda etapa de los Conjuntos Habitacionales Pasaje CHITECO. Ambos conjuntos fueron públicamente conocidos en la comuna de Quinta Normal como las residencias de los trabajadores y las trabajadoras de la Compañía Chilena de Tejidos (CHITECO), denotando así la percepción a nivel comunitario respecto a la existencia de estas poblaciones obreras que generaban una convergencia entre lo personal y lo laboral, definiendo en base a lo industrial su identidad.

“porque antiguamente las empresas te daban como villas para que te fueras a vivir con tu familia y todo digamos a los trabajadores más antiguos, este pasaje de atrás era donde vivía toda la gente de CHITECO (...) de hecho acá atrás en Villasana también hay otro pasaje que se llama CHITECO que es la segunda, es como la segunda parte que dio la CHITECO a los trabajadores, como la segunda etapa onda la villa número 2 de CHITECO estaba allá, de hecho quedan las puras casas porque son mucho más bonitas que estas de hecho (...) Sí, las de este pasaje son un poco más modernas entre comillas, es más bonita, pero dentro de todo estas casas son chicas” (Ahumada y Moncada, 2006, p.101). 

 

Trabajadores de la Industria textil CHITECO junto a sus familias

Fuente: Archivo personal residentes Conjuntos habitacionales CHITECO

 

Si bien la industria textil CHITECO se plegó a esta estrategia de urbanización obrera promovida por el Estado, la empresa utilizó una modalidad diferente a sus pares. Las dos etapas de conjuntos habitacionales construidos por CHITECO fueron administrados por la industria a partir de la evaluación social a cargo de una intermediaria en la entrega del beneficio: la Visitadora Social, quien realizaba una primera selección de los beneficiarios o beneficiarias en base su desempeño laboral, para luego realizar una visita en sus domicilios con la finalidad de elaborar un diagnóstico de sus condiciones familiares y de vivienda y, por último, determinar en base a estos dos criterios la eventual entrega del beneficio habitacional. La figura de la visitadora social correspondió un nuevo agente dentro de las estrategias de intervención del paternalismo industrial que mutó desde sus rasgos de patronazgo hacia uno de tintes liberales o burocráticos en donde a partir de la incorporación de este nuevo agente intermediario se buscó la burocratización del bienestar social por medio de un control extensivo de los obreros y las obreras tanto en lo laboral como personal-familiar, entregando servicios y bienes a los trabajadores bajo su supervisión y decisión unilateral (Moyano, 2016). 

Según los relatos de los ex trabajadores y trabajadoras de CHITECO, estas viviendas fueron altamente cotizadas debido a su completo acondicionamiento en términos de servicios básicos, al punto de existir listas de espera para evaluar la posibilidad de entrega del beneficio habitacional a un costo aparentemente bastante reducido, el cual primeramente se abonó con pagos de arriendo de la vivienda que se descontaban desde la planilla de la jefatura de hogar respectiva, para más adelante ver la posibilidad de efectuar la compra directa a la entidad estatal en materia habitacional. Al respecto, es interesante constatar que si bien los trabajadores debían pagar un arriendo por la vivienda, éste monto se abonaba al costo total de la vivienda que debieron pagar a SERVIU cuando la empresa cerró sus puertas, por lo que el pago de arriendo hacía las veces de un <>. Lo anterior, evidencia que esta acción de entrega habitacional operó como una estrategia de control de la industria sobre los trabajadores y trabajadoras textiles con la finalidad de mantenerlos fijos, cercanos y leales a sus funciones en la fábrica desde la necesidad y estabilidad habitacional para ellos/as y sus familias, y de la imposibilidad de venta inmediata de la vivienda. 

Asimismo, si bien al inicio de la entrega de las viviendas residieron a lo menos tres empleados profesionales de la empresa, posteriormente se les indicó que únicamente los obreros y las obreras podían acceder al beneficio habitacional, lo cual se explica por las condiciones asociadas a la conocida popularmente como “Ley del 5%” que buscó la urbanización de la ciudad a partir de la creación de barrios obreros. Asimismo, se vuelve a corroborar la obligatoriedad de entrega del beneficio habitacional únicamente a aquellos que trabajaran efectivamente en la industria y que pudieran pagar el arriendo a la empresa industrial. 

“La empresa CHITECO encargó construir estas casas y fue en 1951, más o menos. Se las pasaban a los trabajadores para que vivieran aquí con sus familias, pero pagando un arriendo hasta que se terminara de cancelar, no eran regaladas. Creo que la industria pagaba un 5% menos de impuestos para que en su reemplazo se construyeran estas casas. Cuando se iba o despedían a algún empleado, también se debía desocupar la casa y ahí se la pasaban a otro. Había una lista de espera y yo me pude venir en 1965, con mis tres hijos y mi marido que trabajaba en CHITECO, igual que yo. Las casas venían listas con agua potable y luz eléctrica, además había alumbrado público y pavimento en las calles, todo bien. Cuando recién llegamos, pagábamos cerca de cien pesos de arriendo, años después tuvimos que seguir pagando a Serviu porque la industria cerró en 1981 y nosotros todavía no terminábamos de pagar las casas. Sólo después que jubilamos terminamos siendo propietarios. Cuando pasamos al Serviu pagábamos cerca de 3 mil 500 pesos, la plata valía más de lo que vale ahora pero siempre fue muy barato. Nos descontaban por planilla, pero solo a mi marido porque él era el jefe de hogar” (Miranda, 2015, p.47).

“Entonces claro, había rumores que me iban a quitar la casa que tenía aquí, pero yo pagaba un arriendo, cuando a mí me dieron la casa, cuando me vine en el 69 para acá, a mi me cobraron un arriendo. Todos los demás pagaban 7, 12 pesos, pero conmigo el convenio fue de 100 pesos de arriendo. Bueno uno trabajaba ahí, por eso me dieron el beneficio” (Conversatorio Conjuntos Habitacionales CHITECO, 2024). 

 

Trabajadoras de Industria textil CHITECO junto a sus familias

Fuente: Archivo personal residentes Conjuntos habitacionales CHITECO

 

Por otro lado, según los relatos de ex trabajadores y trabajadoras de CHITECO, la visitadora social de la empresa, intermediaria del proceso de entrega del beneficio habitacional de la empresa, en algunos años llegó a tener su propia oficina al interior del primer Conjunto Habitacional Pasaje Francisco Lobos, formando parte de la comunidad de trabajadores, trabajadoras y sus familias pero desde una arista de control y vigilancia. Asimismo, destaca la creación de Salas Cuna por parte de la empresa para los/as hijos/as de los/as trabajadores/as industriales, las cuales en primera instancia se ubicaron al interior de la fábrica, como se puede apreciar en el plano interior de la industria CHITECO, para posteriormente, acondicionar dos de las viviendas del Pasaje Francisco Lobos como Sala Cuna para hijos/as de trabajadores/as y como espacio de atención de la visitadora social.

“Después hicieron salas cunas, la sala cuna que estaba en CHITECO la trasladaron ahí a las casas, habían 2 casas en Francisco Lobos que eran una gran sala cuna con una cuidadora social que veían todo el tema de las viviendas” (Conversatorio Conjuntos Habitacionales CHITECO, 2024). 

De manera complementaria, existen relatos que plantean que la visitadora social, por instrucción de los dueños de la fábrica, también realizaba las gestiones para paseos recreativos fuera de la región Metropolitana, con la finalidad de que los obreros y sus familias pudiesen distenderse y compartir como comunidad obrera. Esta situación evidencia que el espacio de intervención de la visitadora social, y por ende, de los dueños de la fábrica, era aún mayor que la mera evaluación y entrega de viviendas, extendiéndose hasta el lugar de residencia y de sociabilidad de los obreros y las obreras, pasando a formar parte de la propia comunidad.

“(...) pero si habían cosas del área social como por ejemplo yo fui a veranear en Colonia, a Llolleo, nos llevaban chicos a veranear una semana. O la visitadora nos mandaba a Valparaíso. También por el sindicato salíamos harto” (Conversatorio Conjuntos Habitacionales CHITECO, 2024). 

Celebración de Fiestas Patrias en Conjuntos Habitacionales CHITECO, organizadas por la Industria Textil CHITECO

Fuente: Archivo personal residentes Conjuntos Habitacionales CHITECO

 

La industria CHITECO utilizó otra estrategia de paternalismo industrial el cual buscó fomentar el desarrollo de espacios de socialización al interior de la fábrica a través de actividades de conmemoración, celebración y/o recreación. Así, se desarrollaron diversas actividades y encuentros de fin de año dirigidas específicamente para los trabajadores y las trabajadoras. 

“pero hay cosas que sí se entregaban así como del área social, por ser el regalo de los niños, fiestas para la navidad, te llevaban al estadio, a todo dar” (Conversatorio Conjuntos Habitacionales CHITECO, 2024). 

“coleccionaba medallas que le daban en CHITECO por los años que llevaba trabajando, para recibirlas tenían actividades cada cierto tiempo que hacían con la finalidad de homenajear a las trabajadoras que llevaban más tiempo en la fábrica” (citada en Gómez, 2021, p.25). 

Finalmente, la industria textil CHITECO potenció la incorporación de sus trabajadores y trabajadoras en actividades extra programáticas de la fábrica, tales como las visitas a las exposiciones industriales de las cuales CHITECO se haría parte a partir de la exhibición de sus productos textiles de la industria, desarrollando así una mayor cercanía con la clase trabajadora:

“Hacían también, yo me acuerdo que mis tías a mí me llevaron a la actividad, hacían allí en CHITECO una exposición me acuerdo, nos exponían todo ahí afuera, con todas las máquinas, cada cosita que iba, las toallas, los géneros, camiseteria, hasta alpargatas se hacían en CHITECO, porque se había unido una empresa de alpargatas con CHITECO” (Conversatorio Conjuntos Habitacionales CHITECO, 2024). 

 

Vista aérea Conjuntos Habitacionales CHITECO: Pasaje Francisco Lobos y Pasaje CHITECO

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2023

PRIMERA ETAPA: CONJUNTOS HABITACIONALES MAPOCHO Y PASAJE FRANCISCO LOBOS

Los primeros Conjuntos Habitacionales de la industria CHITECO se construyeron en el año 1953 en la manzana norte que enfrenta al edificio de la fábrica, limitada por las calles Andes al sur, Lourdes al poniente, Mapocho por el norte y Rivas Vicuña por el oriente. En dirección norte-sur se construyeron dos conjuntos habitacionales ordenados en la tipología de pasajes como eje central que agrupan bloques de viviendas de fachada contínua. Actualmente se denominan como el Pasaje Francisco Lobos con acceso por Andes y otro pequeño pasaje sin nombre particular con acceso desde Mapocho. 

Esquema Conjuntos Habitacionales CHITECO

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2022

 

Estos pasajes se diferencian principalmente en sus anchos, donde el de Francisco Lobos con 13 metros, pensado para vehículos mientras que el otro con salida hacia mapocho es solo un pasaje peatonal de 4 metros de ancho. Así también se diferencian en cuanto a las dimensiones y diseño de las viviendas, por lo que se entienden como conjuntos habitacionales independientes. A pesar de aquello, según relatos de vecinos y vecinas del sector, estos en un comienzo se encontraban vinculados peatonalmente, lo que permitía atravesar toda la manzana en dirección norte-sur. 

Fotografía del Conjunto Habitacional CHITECO Mapocho

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2022

 

Plano de Conjunto Habitacional CHITECO Mapocho. 1953

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2022

 

El pasaje Francisco Lobos, con acceso desde Andes, se emplaza a pasos de la Industria textil CHITECO y del Sindicato de Obreros de CHITECO. Así, este alberga hasta la actualidad 16 viviendas de fachada continua en loteos igualitarios de 110 m2 donde las viviendas se posicionan de manera central en los predios dando un espacio de antejardín y patio trasero, que con el paso de los años algunos habitantes han ido densificando con nuevas construcciones.

El hecho de que el diseño de estos conjuntos sean viviendas pareadas distribuidas de a dos bloques contínuos enfrentados hacia un pasaje interior, dio paso al surgimiento de un paisaje habitacional de permanente interacción socio-comunitaria, ya que los frontis de las viviendas se encuentran enfrentados y resguardados entre sus vecinos y vecinas. Esta particularidad de solución habitacional es una cualidad característica de la constitución de los barrios obreros de la época, puesto que desde allí se determinó una planificación urbana dirigida hacia la generación de redes comunitarias, espacios públicos comunes y, por consecuencia el desarrollo de una identidad barrial obrera-fabril, denotando nuevamente ciertas características del paternalismo industrial en las poblaciones obreras- industriales de la comuna de Quinta Normal.

Según los propios relatos de los ex trabajadores y las ex trabajadoras de la industria que actualmente residen en este Pasaje, se observa que el objetivo de encuentro social entre obreros y obreras sí se cumplió pues existieron instancias y espacios de socialización y barrialidad propias de los conjuntos, a partir de lo cual se comenzó a configurar una identidad ya no sólo desde sus desarrollos personales, laborales y del quehacer textil-industrial, sino que también comenzaron a identificarse como comunidad desde la materialidad de las viviendas, el paisaje que compartían, las actividades cotidianas y de celebración que desarrollaban, junto con la creación de un propio sentido de barrio obrero en torno a la industria textil CHITECO. 

 

Fachadas de viviendas y vista aérea de Conjunto Habitacional Pasaje Francisco Lobos

Fuente: Archivo personal residentes Conjuntos habitacionales CHITECO, 2024

 

Lo anterior se denota claramente en las fotografías compartidas por los actuales residentes del Pasaje Francisco Lobos, en donde es posible observar la realización de una de las actividades costumbristas más características de la idiosincrasia chilena: la celebración de las Fiestas Patrias. Tal como se evidencia en las fotografías expuestas a continuación, el Pasaje Francisco Lobos fue ampliamente utilizado para el uso comunitario de los vecinos y vecinas, generando espacios recreativos de celebración de “carrera en saco”, “tirar la cuerda”, “baile tradicional de la cueca”, entre otras de las actividades de festividad chilena, evidenciando la existencia de una comunidad unida y organizada ya no solo a nivel de los trabajadores y trabajadoras textiles, sino que también a nivel familiar y vecinal. 

Al respecto, es relevante destacar que en todas las fotografías de las festividades realizadas en el Pasaje se aprecia parte de la fachada de la industria textil CHITECO, lo cual denota nuevamente la existencia de un paisaje, barrio e identidad obrera en torno a la industria. Complementariamente, se presentan dos fotografías que retratan a jóvenes, niños y niñas descendientes de los trabajadores y trabajadoras de la industria textil CHITECO, quienes realizaban diversas actividades recreativas y culturales en las afueras de sus viviendas, llegando incluso a exponer presentaciones artísticas a partir de las diferentes instancias de socialización que ocurrieron al alero del desarrollo comunitario en el Pasaje Francisco Lobos ubicado a un costado de la industria. 

 

Celebración de Fiestas Patrias en Conjunto habitacional Pasaje Francisco Lobos. Al fondo de la imagen se divisa la fachada de la Industria textil CHITECO

Fuente: Archivo personal residentes Conjuntos habitacionales CHITECO

 

Jóvenes, niños y niñas residentes del Conjunto Habitacional Pasaje Francisco Lobos

Fuente: Archivo personal residentes Conjuntos habitacionales CHITECO

 

SEGUNDA ETAPA: CONJUNTO HABITACIONAL PASAJE CHITECO

La segunda etapa de los Conjuntos Habitacionales de la Industria textil CHITECO comenzó aproximadamente en la década de 1960, con la construcción del Conjunto Habitacional Pasaje CHITECO, el cual se ubicó a una relativa mayor distancia de la fábrica (15 minutos aproximadamente caminando) en comparación con el primero. Específicamente, este conjunto se emplazó entre las calles de General Novoa, Lope de Ulloa y Villasana, a la vez que en el Pasaje Interior CHITECO, y albergó 23 viviendas, las cuales a lo largo de los años a pesar de que han ido desfigurando su expresión original, con la construcción de ampliaciones y segundos pisos, se sigue entendiendo como un conjunto habitacional de viviendas de cualidades similes; el pasaje y sus límites originales como eje articulador de las distintas viviendas, las fachadas contínuas que dan a este o los ambos ochavos que dan a la vereda de General Novoa, son cualidades que resguardan su origen histórico y demarcan una continuidad arquitectónica que se repite en distintos conjuntos habitacionales de la comuna de Quinta Normal. Así lo plantean algunos de los ex trabajadores y ex trabajadoras de la industria textil CHITECO y actuales residentes del Pasaje CHITECO:

“Nuestras casas y el barrio han cambiado muy poco. Algunos vecinos se ampliaron ocupando parte del patio, pero las fachadas se mantienen igual como cuando llegamos” (Miranda, 2015, p.49). 

“Nosotros nos íbamos caminando a la fábrica, estaba al ladito, 5 para las 7 sonaba la alarma y partíamos rapidito para allá porque vivíamos muy cerca” (Conversatorio Conjuntos Habitacionales CHITECO, 2024).

 

Fachadas de viviendas y vista aérea de Conjunto Habitacional Pasaje CHITECO

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2024

 

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