Pasaje Cintolesi

CONJUNTO HABITACIONAL DE EMPLEADOS Y OBREROS DE LA EX - FÁBRICA DE SOMBREROS CINTOLESI: PASAJE CINTOLESI

La presente reseña histórica fue construida en base a un proceso de puesta en valor de diversas poblaciones y conjuntos habitacionales nacidos al alero de algunas importantes industrias, siendo parte de la asistencia técnica de nombre “Catastro de Tipologías Industriales en la comuna de Quinta Normal”. Por lo que su línea argumentativa tiene que ver con las historias de las problemáticas y soluciones habitacionales de los empleados y obreros de la Fábrica de Sombreros Cintolesi en el Pasaje Cintolesi.

Durante la segunda mitad del siglo XIX y mediados del siglo XX se desarrollaron procesos de emigración masiva de europeos hacia ultramar producto de las precarias condiciones de vida y la necesidad de mejores oportunidades laborales. En este contexto, el continente americano destacó como un sitio de amplio interés para los europeos en vista de su naciente actividad comercial y consecuente desarrollo urbano. De manera particular, cabe mencionar el caso de la inmigración italiana en Latinoamérica, la cual si bien no fue de las oleadas de mayor masividad, sí tuvieron una potente influencia en las transformaciones económicas y culturales del continente. Chile no quedó exento de este fenómeno migratorio, ya que entre 1880 y 1930 recibió a más de diez mil italianos en un proceso de inmigración libre y espontáneo de, principalmente, hombres jóvenes y solteros, en edades laboralmente activas que se radicaron a lo largo del territorio nacional, específicamente, en las zonas urbanas del país (principalmente Santiago, Valparaíso y Concepción), desempeñándose en actividades asociadas al comercio, la industria y el ejercicio de profesionales liberales, logrando integrarse cabalmente en la sociedad chilena a partir de su rol en los procesos de desarrollo económico y social, además de influenciar al país en diferentes expresiones culturales como la educación, la cocina y la arquitectura, entre otros (Biblioteca Nacional de Chile, s.f.). 

A fines del siglo XIX llega a Chile la familia italiana Cintolesi Fabiani, proveniente del pequeño poblado rural de Lastra a Signa, Firenze, Italia, trayendo consigo la manufactura y comercialización del oficio centenario de su linaje y uno de los productos de más alta calidad y estilo italiano: los sombreros de fieltro de conejo y de paja. Los sombreros, como artículo de vestuario y moda, fueron ampliamente utilizados en la sociedad chilena de la primera mitad del siglo XX, transformándose en una prenda obligatoria tanto en hombres como mujeres, situación que facilitó el veloz surgimiento de al menos 19 fábricas de sombreros a lo largo de todo el país.

 

Sombrero de fieltro de conejo fabricado por Manufacturas Cintolesi S.A.C.

Fuente: Archivo personal residentes Pasaje Cintolesi

En 1898 don Emilio Cintolesi Fabiani, funda la Fábrica de Sombreros de Paja Cintolesi en la calle García Reyes, ciudad de Valparaíso, la cual crece sostenidamente hasta tener más de 300 obreros/as y empleados/as, lo que con el paso de los años da paso a la creación de otras tres fábricas a cargo de dos de sus hermanos recientemente arribados a Chile en 1903: don Brunetto Cintolesi Fabiani y don Tulio Cintolesi Fabiani. De esta manera, don Emilio Cintolesi junto a sus hermanos forman la sociedad llamada “Emilio Cintolesi y Cía Ltda.”, instaurando el legado italiano de la manufactura, comercialización y uso de los sombreros de manera extensa en Chile. 

 

Fotografía de Emilio Cintolesi Fabiani, fundador de la Fábrica de Sombreros Cintolesi en la comuna de Quinta Normal. 1902

Fuente: https://www.familysearch.org/tree/person/about/G34W-4MF

 

A inicios del siglo XX, don Emilio Cintolesi decide liquidar la primera empresa formada en Valparaíso para trasladarse a la Región Metropolitana, específicamente a la entonces denominada comuna de Barrancas, debido a su atractivo como polo estratégico de crecimiento urbano, comercial e industrial en la capital (Italianos en Chile, s.f.). Al respecto, cabe mencionar que en el incipiente siglo XX los habitantes de las comunas de Barrancas, Yungay y Quinta Normal se encontraban en una transformación de sus actividades laborales desde la producción agrícola en chacras y comercialización a baja escala hacia el desarrollo de una mano de obra calificada producto del desarrollo de oficios artesanales, tales como el vidrio, cuero y madera. Lo anterior, propició una modificación en los usos de suelo de la comuna que generó la venta masiva de chacras a bajo costo, lo cual sumado a la ubicación privilegiada producto de la cercanía con los mercados y el acceso a vías de transporte, como por ejemplo el Ferrocarril de Circunvalación de Santiago que se emplazó en la comuna a través de la Estación Yungay, posicionó a la comuna en un nicho ideal para la inversión de capitales de un incipiente empresariado industrial, generando así el establecimiento y puesta en marcha de diversas industrias de tamaño pequeño y mediano que se desarrollaron exponencialmente en la primera mitad del siglo XX, marcando una identidad artesanal e industrial a nivel comunal.

 

Plano de ubicación de las principales fábricas de la ex comuna de Yungay en 1926

Fuente: Municipalidad de Quinta Normal, 2016

 

En 1908 la empresa de los hermanos Emilio, Gino, Tulio, y Pergentte Cintolesi compra los terrenos ubicados en la calle Augusto Matte emplazada en la Población Villasana, para luego fundar la “Fábrica de Sombreros Cintolesi Hnos. Cía. Ltda.” la cual fue instalada por dos técnicos uruguayos especialmente seleccionados para estos fines. De esta manera, en el año 1916 la fábrica ya contaba con una planta de 150 obreros, para luego en 1926 alcanzar una producción de 50.000 docenas de sombreros de pelo, lana y paja y, unos años más tarde, en el año 1929 la fábrica alcanza su pico de producción con 60.000 docenas de sombreros (Municipalidad de Quinta Normal, 2016). Para el año 1927, la Fábrica de Sombreros Cintolesi llegó a emplear a más de 400 trabajadores entre mujeres y hombres, divididos en 15 secciones laborales, con un alto nivel de especialización, transformándose en una de las fábricas de sombreros más grandes del país y una de las más importantes en Sudamérica, logrando exportar sus productos a nivel internacional. Cabe mencionar que si bien la Fábrica de Sombreros Cintolesi tuvo un crecimiento comercial e industrial bastante amplio, no fue la única fábrica de sombreros con tales características. Ejemplo de ello, es la existencia de la Fábrica de Sombreros Girardi que albergó a más de 500 trabajadores y trabajadoras a mediados del siglo XX, logrando superar los periodos de crisis económica industrial cerrando sus puertas recién en el año 2011. 

Vista actual de la fachada de Ex Fábrica de Sombreros Cintolesi

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2023

 

Anuario General de Chile. Publicidad de la Fábrica Nacional de Sombreros “Emilio Cintolesi & Cía” Santiago. Año 1918

Fuente: Italianos en Chile, s.f.

 

Luego de la muerte de don Emilio Cintolesi en el año 1932, la administración de la industria de sombreros en Quinta Normal fue heredada a sus hermanos, cambiando su nombre a “Cintolesi Hnos.”, destacando como representantes legales don Gino Cintolesi Fabiani y don Pergentte Cintolesi Fabiani, y más adelante en 1939, el hijo de don Gino Cintolesi, don Tullio Cintolesi Galli. En paralelo al funcionamiento de la sede en Quinta Normal, las otras fábricas de sombreros de la familia Cintolesi continuaron su fortalecimiento y crecimiento sostenido durante el siglo XX a cargo de los hermanos Brunetto Cintolesi y Tulio Cintolesi, además de un primo del clan italiano llamado Florido Cintolesi, lo que posicionó a la familia dentro del rubro de la manufactura y comercialización de sombreros de fieltro de conejo y paja en los procesos de industrialización de Chile.

Ex Fábrica de Sombreros Cintolesi. 1928

Fuente: Pizzi, 2009

En el año 1934, los hermanos Cintolesi convocan a Chile al italiano don Vittorio Trambetta, el principal técnico de la famosa Fábrica de Sombreros italianos “Borsalino”, con la finalidad de mejorar la producción de sus sombreros a partir de la implementación de nuevas tecnologías que superen en calidad y terminación a la empresa competidora de la época, la Fábrica de Sombreros Girardi. Así, se incorpora un nuevo modelo de sombrero que se convertiría en la estrella de la fábrica Cintolesi: el sombrero “Borsalino”. En línea con estas transformaciones, en 1940, la Fábrica de Sombreros Cintolesi cambia sus sistemas de calderas de carbón por quemadores de petróleo y, posteriormente, en 1942, la empresa se transforma en “Sociedad Anónima”, fortaleciendo aún más su legado.

 

Transformadores en Fábrica de Sombreros Cintolesi. Transformador de 55 Kw. N°3897a. Archivo de Compañía Chilena de Electricidad Ltda. Santiago de Chile 4 de septiembre de 1925

Fuente: https://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:554182 

 

Cabe mencionar que la empresa de don Emilio Cintolesi tuvo distintas razones sociales a lo largo del siglo XX (“Cintolesi Hnos.”, Emilio Cintolesi & Cía.”, “Fábrica de Sombreros Cintolesi Hnos Cía.”, entre otros), para luego en 1942 instaurar su denominación social definitiva al de una Sociedad Anónima: “Manufacturas Cintolesi S.A.C”, denominación con la cual más adelante, en el año 1950, iniciarán la construcción de las viviendas sociales para algunos de sus empleados y obreros. Resulta paradójico evidenciar que si bien en 1950 comenzó la construcción de las viviendas sociales para sus trabajadores, en ese mismo año comenzó el declive de la fábrica, debido a la drástica disminución de sus ventas. 

 

Publicidad Sombreros Cintolesi. Empresa de Brunetto Cintolesi. Diario “La Nación”. 10 de septiembre de 1921. Santiago de Chile

Fuente: https://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/colecciones/BND/00/PE/PE0001147_1692.pdf

 

Publicidad Sombreros Cintolesi. Empresa de Brunetto Cintolesi. Revista “Juventud” Año III. Nº17. Federación de Estudiantes de Chile. Santiago. 1922

Fuente: https://www.memoriachilena.gob.cl/archivos2/pdfs/MC0073091.pdf

 

Considerando que el siglo XX se caracterizó por albergar formas de producción y crecimiento económico vinculadas a las estrategias industriales denominadas por Venegas y Prudent (2011) como paternalismo industrial, se comprende el desarrollo de diversas redes por parte de la familia Cintolesi Fabiani, quienes comenzaron a resaltar progresivamente en la región por su aporte en los sectores medios emergentes, incidiendo también en términos urbanos, empresariales, sociales y políticos. 

De esta manera, los hermanos Cintolesi Fabiani destacaron tanto por su participación en la Junta de Beneficencia de Yungay (fundada en 1928), así como también participaron de manera activa en el Directorio de la Sociedad de la Colonia Italiana de Santiago, sociedad que buscó financiamiento e incentivó la consolidación de diversos proyectos, entre los que destaca su participación en el área de los servicios públicos, específicamente en la instalación de plantas eléctricas que entregaron tracción, luz y corriente al barrio por un precio rebajado, generando así un aporte desarrollo urbano de la comuna de Quinta Normal, territorio que históricamente se vio rezagado frente al avance y beneficios de la urbanización metropolitana (Venegas & Prudent, 2021). En la misma línea, en 1923 don Emilio Cintolesi participó junto a algunos coterráneos en la búsqueda de financiamiento para la construcción del funicular en el Parque San Cristóbal. A continuación se observa una fotografía de la ceremonia de la primera piedra del Funicular, realizada al costado de la Plaza Caupolicán (hoy Estación Pío Nono).

Ceremonia de Primera Piedra del Funicular Cerro San Cristóbal

Fuente: https://www.instagram.com/funicularsantiago/p/C0B_xRRuV6L/ 

 

Funicular Cerro San Cristóbal

Fuente: https://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/bnd/629/w3-article-612290.html 

 

Posteriormente, en 1920, don Emilio Cintolesi (hijo) participa en la compra del Ferrocarril Yungay a Pudahuel, modificando además su funcionamiento desde vapor a tranvías a gasolina. Esta adquisición le traerá una serie de inconvenientes tanto empresarial como social que derivaron en la suspensión del servicio en 1932 y, posteriormente, en 1939, el ferrocarril Yungay- Pudahuel es estatizado y se cancela su funcionamiento, rematando todas sus vías (Venegas & Prudent, 2021).

 

Diario “La Nación”. 22 de agosto 1935

Fuente: https://culturadigital.udp.cl/dev/wp-content/uploads/2019/03/LN_1935_08_22.pdf   

 

El convoy antes de partir de Yungay al pueblo de Barrancas

Fuente: https://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:124262

 

Finalmente, cabe mencionar que en el año 1910 la familia Cintolesi Fabiani a través de sus hermanos don Emilio Cintolesi, don Pergentte Cintolesi y don Octavio Cintolesi, ampliaron sus horizontes sociales hacia los deportes, formando parte de la fundación del Audax Club Sportivo Italiano (actualmente conocido como Audax Italiano), nombrándolo Audax Club Ciclista Italiano, ya que la finalidad era participar de las carreras de ciclistas. Tal fue su participación que dicha fundación se realizó precisamente en una de las sedes de la Fábrica de Sombreros Cintolesi, ubicada en Puente #671 (ASIFUCH, 2020). 

Primer Directorio de Audax Club Ciclista Italiano

Fuente: ASIFUCH, s.f.

POLÍTICAS DE VIVIENDA DEL ESTADO CHILENO

La superación de las problemáticas sociales asociadas a la vivienda caracterizaron al siglo XX, lo que derivó en el desarrollo y evolución del sector público a partir de las primeras iniciativas gubernamentales en materia habitacional, fortaleciendo así una progresiva institucionalidad chilena en torno a la vivienda (Hidalgo, 2019). De esta manera, la primera legislación en la materia se promulgó en 1906: la Ley Nº1.838 de Habitaciones Obreras, siendo una política pionera en Latinoamérica que marcó el inicio de la discusión respecto a cómo debían planificarse las ciudades considerando la incorporación de los sectores obreros en las áreas urbanas. 

Entre las décadas de 1910 y 1920, y en el contexto del fortalecimiento del rol estatal en la resolución de estas problemáticas, se promulgaron diversos decretos respecto a alquileres y habitación barata que posibilitaron la diversificación de soluciones en materia habitacional, que si bien apuntaban al mejoramiento en las condiciones de vivienda, no lograron solucionar la problemática basal de carencia física de éstas. A partir de la década de 1930 en el marco de la construcción de un Estado Desarrollista se dio un giro en la acción pública en materia de habitacional profundizando el rol estatal a partir de la creación progresiva de una institucionalidad en torno a la vivienda. Así, se promulgaron las “Leyes de Fomento a la Edificación Obrera” que intentaron regular aquellas situaciones de especulación en torno a la compraventa de sitios a plazos definidos junto con el arrendamiento de pisos, a la vez que buscaron propiciar de manera sostenida la construcción de nuevas viviendas populares a partir de la entrega de créditos a empresarios, campesinos y particulares. 

 

Portada Revista “La Vivienda”, 1945

Fuente: https://www.redalyc.org/journal/196/19676326010/html/  

 

En el año 1936 bajo el gobierno del presidente Arturo Alessandri Palma y ad portas del inicio del programa desarrollista del Frente Popular (1936-1952), se crea la Caja de Habitación Popular (Ley Nº 5.950), lo cual se tradujo en un fomento estatal hacia la edificación de nuevas viviendas para obreros a través de políticas sociales de vivienda, permitiendo la construcción directa por medio del financiamiento propio y a través de la entrega de créditos. Posteriormente, en el año 1943 bajo el gobierno del presidente Juan Antonio Ríos y consolidado el Frente Popular en el poder político chileno, se promulgó la Ley Nº 7.600, que sustituyó el texto de la Ley Nº 5.950 reformando y entregando más autonomía a la Caja de Habitación Popular, y tuvo como objetivo la construcción y fomento a la edificación de viviendas salubres y de bajo precio, huertos obreros y familiares. Al respecto, cabe mencionar que con la modificación de la ley se le entregaron mayores atribuciones financieras a la Caja de Habitación Popular, diversificando sus fuentes de financiamiento: aporte fiscal, impuestos sobre el cobre, préstamos de la propia Caja, impuesto sobre el carbón e impuestos al empresariado, entre otros.  

De esta manera, gracias a la promulgación de la Ley se incorporó un impuesto tributario a las empresas industriales, lo cual dio paso a la participación del empresariado en las políticas de vivienda, debiendo entregar de manera anual el cinco por ciento de sus utilidades a la Caja de Habitación Popular direccionando así parte de sus recursos a la construcción de viviendas para sus propios trabajadores: “Artículo 16.- Las empresas industriales y mineras a que se refieren las categorías 3a. y 4a. de la Ley sobre Impuesto a la Renta, deberán entregar, anualmente, a la Caja de la Habitación, el 5% de sus utilidades. Para estos efectos, se considerarán como utilidades de las empresas aquellas que apruebe la Dirección General de Impuestos Internos para el pago del impuesto a la renta” (Ley Nº7.600, Diario Oficial de la República, Santiago de Chile, 8 de octubre de 1943). 

Posteriormente, en el año 1953 se crea la Corporación de Vivienda (CORVI) que viene a fusionar la Caja de Habitación Popular y la Corporación de Reconstrucción y Auxilio, con la finalidad de activar un plan de viviendas a nivel nacional que pudiese entregar soluciones integrales a partir de una coordinación de acciones entre las distintas entidades. Cabe mencionar que si bien esto fue una política estatal, se le concedieron diversos incentivos económicos a las empresas constructoras para asegurar su colaboración en el proceso, a la vez que no todas las empresas se sumaron a la iniciativa. 

Considerando lo anterior, es interesante entender que la Fábrica de Sombreros Cintolesi se ubicó de manera estratégica al interior de la comuna de Quinta Normal, albergando su dirección en la manzana de Augusto Matte #1888 (a ocho cuadras de la ex-Estación Ferroviaria Yungay y a tres cuadras de la Av. Carrascal), es decir, una zona que por sus características históricas y de crecimiento urbano sentó las bases para la construcción urbana de la comuna, generando al mismo tiempo una coexistencia y sinergia entre los usos de terrenos industriales y residenciales a través de la orientación industrial de ciertas viviendas que fueron construidas para empleados y obreros de las industrias aledañas, así como también marcando fuertemente la identidad obrera y fabril de los habitantes de Quinta Normal hasta la actualidad (Oropesa, 2007). Esta estrategia de construcción de barrios obreros se comprende bajo las lógicas del paternalismo industrial, que busca el control de los/as trabajadores/as y sus pautas socioculturales para así generar identidad, compromiso y lealtad hacia los dueños de las fábricas (Venegas, 2018).

Vista aérea de Fábrica de Sombreros Cintolesi y Pasaje Cintolesi

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2024

 

En este contexto, la sociedad “Manufacturas Cintolesi S.A.C.” adoptó las medidas habitacionales de la época al generar un aporte del cinco por ciento de sus utilidades a la Caja de Habitación Popular, lo que posibilitó el desarrollo de soluciones habitacionales para 6 de sus trabajadores industriales en terrenos de “Manufacturas Cintolesi S.A.C.” ubicados en Quinta Normal. Según el documento que data de fines de 1956 sobre el acuerdo entre Manufacturas Cintolesi S.A.C y la Corporación de la Vivienda respecto a la imputación de los pagos del impuesto del 5% respecto al valor de las propiedades construidas con financiamiento de la empresa, se evidencia que el proyecto de construcción de las viviendas del Pasaje Cintolesi data del 7 de abril de 1953, lo cual coincide con los relatos de las hijas de los trabajadores de la fábrica quienes sostienen que la construcción de las viviendas comenzó a inicios de 1950 y, luego en 1957 fue el asentamiento de las familias, existiendo algunos cambios de domicilio entre las mismas.

 

Texto del acuerdo de la Corporación de la Vivienda (CORVI) y Manufacturas Cintolesi

Fuente: Archivo personal residentes Pasaje Cintolesi

 

Según los relatos de las hijas de los ex trabajadores industriales se concluye que de las seis viviendas construidas, cinco fueron ocupadas por empleados junto a sus familias y una por un obrero y su familia, lo cual respondería a las especificidades legales de la utilización del impuesto tributario del cinco por ciento por parte de la empresa respecto a la construcción de las viviendas, situación que requería la residencia de al menos un obrero en las viviendas. Al respecto, cabe mencionar que en términos laborales se realizaba una distinción entre obrero y empleado entendiendo al primero como aquel trabajador que desarrolla un trabajo principalmente físico, mientras que el segundo desarrolla una labor principalmente intelectual. 

“lo que pasa que estas casas se adjudicaron a nosotros no más, para la familia, los papás, se adjudicaron por el 5% de la Caja Habitacional, por la ley, inclusive te puedo decir que los que habitaban acá eran solamente empleados, porque la diferencia es que aquí era entre obreros y empleados” (Conversatorio Pasaje Cintolesi, 2024). 

“acá por ejemplo eran todos empleados, y mi familia eran obreros, esa era la diferencia, y había que tener un obrero habitando el domicilio (...) de las 6 solamente mis papás eran obreros, los dos eran obreros, no eran empleados particulares, no eran empleados” (Conversatorio Pasaje Cintolesi, 2024).

Plano de alcantarillado Pasaje Cintolesi

Fuente: Archivo personal residentes Pasaje Cintolesi

 

A mediados del 1963, la Corporación de Vivienda (CORVI) hace envío de una carta a “Manufacturas Cintolesi S.A.C.”, dando respuesta a la solicitud de venta de las viviendas del Pasaje Cintolesi a los trabajadores y sus familias que residían en dichas residencias para así entregarles de manera formal la propiedad, ya que tal y como menciona una de las hijas de los trabajadores: 

En ese tiempo había un sistema de que la empresa disponía la casa (...) y ello por intermedio de SERVIU, con SERVIU llegaban a un acuerdo, y había un del 5% que viene hace tiempo (...) Y, por eso, entre medio de esa ley se pagaron estas casas” (Entrevista personal, 2024).

 

Carta enviada por Corporación de Vivienda (CORVI) a Manufacturas Cintolesi S.A.C.

Fuente: Archivo personal residentes Pasaje Cintolesi.

Sin embargo, en función de los antecedentes facilitados por las actuales residentes del Pasaje Cintolesi, se observa el Certificado de Avalúo de una de las viviendas de inicios del 1970 que esclarece la situación legal de las viviendas, las cuales continuaban siendo de propiedad de “Manufacturas Cintolesi. SAC”, es decir, si bien las viviendas fueron construidas para los trabajadores, éstas no fueron entregadas inmediatamente en términos legales. 

 

Certificado de Avalúo Viviendas Pasaje Cintolesi. 12 de enero de 1970

Fuente: Archivo personal residentes Pasaje Cintolesi, 2024

 

Asimismo, se presenta una carta enviada a fines del año 1970 por parte de los ex trabajadores y residentes de las viviendas del Pasaje Cintolesi a la Corporación de Vivienda para solicitar orientación respecto a los procesos de expropiación de los inmuebles con la finalidad de tramitar la futura compra habitacional directamente con la CORVI. De esta manera, se denota la complejidad administrativa y el largo proceso burocrático del procedimiento de compra-venta y traspaso de las viviendas, lo cual potencialmente tuvo una complejidad mayor por el periodo político en que se encontraba el país.

Carta de residentes Pasaje Cintolesi a Corporación de la Vivienda. 18 de diciembre de 1970

Fuente: Archivo personal residentes Pasaje Cintolesi, 2024

 

Finalmente, según los antecedentes recopilados es posible esclarecer que recién a inicios del año 1976, los residentes del Pasaje Cintolesi pudieron efectuar la compraventa de sus viviendas directamente con la Corporación de Vivienda, entidad que previamente había expropiado las viviendas singularizadas a la Sociedad Manufacturas de Sombreros Cintolesi S.A.C. En este sentido, las cuatro familias lograron uno de los desafíos más complejos para los trabajadores industriales del siglo XX a partir de las políticas públicas habitacionales impulsadas en favor de la clase trabajadora, las que además quedaron exentas del pago de contribuciones debido a su calidad de viviendas sociales.

EL PASAJE CINTOLESI

En la fotografía que se presenta a continuación se observan dos edificios de viviendas pareadas, sin embargo, la sociedad anónima “Manufacturas Cintolesi S.A.C.” en el marco de la implementación de las “Leyes de Edificación Obrera” construyó tres edificios que conformaron un conjunto habitacional de seis viviendas pareadas de dos pisos, de 195 m2 cada una. A nivel de construcción, la base fue de albañilería confinada de ladrillo estucado y hormigón, generando así una primera planta de las viviendas compuestas por un living, un comedor, un escritorio, un baño y la cocina, la cual tiene una salida hacia el patio trasero, mientras que la segunda planta se compone por tres dormitorios y un baño (Oropesa, 2007). Cabe mencionar que según la memoria de título del arquitecto Alberto Oropesa titulada “Instituto para el desarrollo del arte popular, Quinta Normal, Santiago: Identidad como motor de desarrollo urbano", el arquitecto que elaboró los planos del proyecto de aguas y alcantarillado de la Fábrica de Sombreros Cintolesi (1943) y los planos  de las viviendas del Pasaje Cintolesi (1953) fue Leonello Botacci, sin embargo esta información no se pudo contrastar con los planos originales.

 

Vista aérea actual del Pasaje Cintolesi

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2023

 

Desde una perspectiva comparativa, se observa cierta concordancia entre la arquitectura de albañilería de ladrillo de la Fábrica de Sombreros Cintolesi y las viviendas del Pasaje Cintolesi, en la utilización del mismo sistema constructivo, lo cual coincide con lo planteado por Oropesa (2007) quien sostiene que “esta condición transversal en el uso de la albañilería permitió una relación directa con las viviendas, donde el volumen mayor de la fábrica es reescalado por la albañilería existente en las viviendas” (p.28). Por su parte, desde la perspectiva del diseño, el eclecticismo guía su estilo, desde lo racionalista con guiños e inspiraciones de villa italiana, y el Art decó, lo cual se puede observar tanto en los acabados de las chimeneas, en el uso de elementos en acero que ornamentan las fachada y balcones, rejas de las ventanas o hasta el simple tomador de persianas que ornamentan la fachada.

“Bueno, el diseño, el diseño sí, en Italia, eh. En qué parte en Sicilia creo que es, en Sicilia hay unas casas que son idénticas a estas (...) Es de donde mismo era el dueño de la fábrica, son idénticas” (Entrevista personal, 2024).

 

Detalles fachada de viviendas Conjunto Habitacional Pasaje Cintolesi

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2024. 

 

Detalles interiores de viviendas Pasaje Cintolesi

Fuente: SECPLAN, Municipalidad de Quinta Normal, 2024

 

A pesar de esto, cabe mencionar la existencia de algunos relatos que sostienen que en un principio las viviendas fueron pensadas para que residiera la familia Cintolesi Fabiani y sus herederos, sin embargo, se infiere que producto de la implementación de las políticas habitacionales de esos años, los empresarios debieron acoplarse a las normativas en torno al fomento de la edificación de viviendas obreras. Por esta razón además, se entendería que de las 6 viviendas, 5 fueron entregadas a trabajadores con cargo de empleados y una vivienda a un trabajador con cargo de obrero, todos con cargos de responsabilidad en la empresa que requerían el aseguramiento de una residencia cercana a la fábrica, encontrándose justamente en la vereda poniente de la misma, de manera tal que éstos debían desplazarse únicamente una cuadra para llegar a sus puestos laborales. 

“mire yo lo que tengo entendido es que estas casas la hicieron para ellos, es lo que a mí siempre me dijeron, era para que la familia estuviera cerca de la empresa, es lo que supe, pero por ley eso tenían que adjudicar los empleados, a los trabajadores” (Conversatorio Pasaje Cintolesi, 2024). 

Plano de ubicación de viviendas Pasaje Cintolesi

Fuente: Archivo personal residentes Pasaje Cintolesi

SINDICALISMO EN LA FÁBRICA DE SOMBREROS CINTOLESI: EMPLEADOS Y OBREROS

Durante la existencia de la Fábrica de Sombreros Cintolesi, los trabajadores y las trabajadoras tuvieron diversas formas de organización, de manera diferenciada entre obreros y empleados. En este sentido, la primera forma de organización autónoma de los trabajadores fue a través de la denominada Sociedad de Resistencia de Obreros Sombrereros de la Fábrica “Cintolesi Hnos. Ltda.”, la cual se constituyó como asociación de obreros que se agrupaban para funcionar de manera independiente a las relaciones entre el Estado, los empresarios y el capital, en un escenario de inexistentes legislaciones laborales o sociales. Históricamente, estas asociaciones fueron las primeras organizaciones de obreros industriales de Chile, promoviendo un fuerte sentimiento de conciencia de clase y la coordinación de huelgas generales insurreccionales (Mellado, 2013). 

Luego de una amplia movilización social y la consecuente entrada en vigencia de las leyes laborales a fines de marzo de 1925 (Ley N° 4.057: La Organización del Sindicato Industrial), las cuales establecieron diversas limitaciones entre las que destaca la obligatoriedad de un mínimo de 25 socios/as requeridos/as para la conformación de un sindicato, la sindicalización legal en las ciudades industrializadas comenzó a aflorar de manera exponencial, sin embargo, las respuestas del empresariado fueron diversas y contradictorias: en algunos casos lisa y llanamente despidieron a todo aquel obrero que tuviese intenciones de organizarse, en otros no lograban llegar a un acuerdo respecto a los pliegos de peticiones de los obreros. Frente a esta situación, diversas instituciones de organización obrera se debatieron entre asumir la nueva legislación o continuar con discursos revolucionarios (Mellado, 2013). 

 

Publicación en Diario “La Nación”. Domingo 3 de agosto de 1952. Miembros de la Directiva del Sindicato Industrial Cintolesi S.A.C.

Fuente: https://culturadigital.udp.cl/dev/wp-content/uploads/2022/07/LN_1952_08_03.pdf 

 

En este escenario, los obreros que formaban parte de la Sociedad de Rescate de la Fábrica de Sombreros Cintolesi tomaron la decisión de constituirse como un Sindicato Industrial Legalizado en abril de 1925, sin embargo, resolvieron la no aceptación de ninguna de las disposiciones de dicha ley, incluyendo la que obligaba a los obreros a transferir el 2% de su salario a la Caja de Seguro Obligatorio Local, frente a lo cual los dueños de la fábrica ejercieron medidas de presión para hacer cumplir la ley, primeramente amenazando con despidos de mujeres operarias, derivando en el efectivo despido de aquellas que se negaron a acatar la ley, y luego ejercieron la misma presión a los hombres operarios, quienes también se resistieron y fueron vencidos debido a la escasa unión entre los trabajadores y trabajadoras. 

Posteriormente, en el año 1926 los obreros de la Fábrica de Sombreros Cintolesi se declararon en huelga en contra de la reducción salarial impulsada por uno de los dueños de la empresa, don Pergentte Cintolesi (Mellado, 2013). Así, el proceso de sindicalización legal marcó una época de alta movilización social, y en marzo de 1926, la FOCh (Federación Obrera de Chile) hace un llamado a paro nacional en contra de las leyes laborales. 

Posteriormente, según la publicación del Diario “Acción Comunal: Periódico de todos y para todos”, la constitución del Sindicato de trabajadores de la Fábrica de Sombreros Cintolesi fue el 25 de julio de 1927, con la finalidad de mejorar las condiciones laborales y el bienestar de todos los obreros. Asimismo, se publica que el directorio sindical estuvo compuesto por: presidente Sr Heriberto Escobar, secretario Sr Juan Villanueva, tesorero Sr Eulogio Gúñez y directores Sr Rogelio Soto y Sr Federico Berríos. 

 

Diario “Acción Comunal: Periódico de todos y para todos”. Yungay, 31 de Julio de 1927. Número 11

Fuente: https://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:155564 

 

El día 19 de agosto del año 1939 se celebró el doceavo aniversario del Sindicato Obreros “Cintolesi Hnos. Ltda” en su sede ubicada en Julio Bañados #131, iniciativa que fue difundida de manera masiva a través del Diario La Nación y que contempló dos jornadas de actividades: una velada cultural y un banquete. En el comunicado, se define al Sindicato Cintolesi como “una de las organizaciones más activas y progresistas, se ha distinguido siempre por su gran espíritu de solidaridad en las luchas del gremio de la industria sombrerera y del proletariado en general”. Lo anterior, denota lo comentado previamente respecto a la amplia adhesión sindical que albergaba esta organización en particular. Adicionalmente, Oropesa (2007) plantea que “durante el funcionamiento de la fábrica, [el sindicato] no fue solo motor de desarrollo económico, sino que además entregaba asistencia médica en la sede social de Cintolesi, ubicada a cinco cuadras, para los trabajadores y sus familias, donde también se realizaban espectáculos y matrimonios”.

 

Publicación en Diario “La Nación” 19 de agosto de 1939. “Actividades Gremiales”

Fuente: https://culturadigital.udp.cl/dev/wp-content/uploads/2019/11/LN_1939_08_19.pdf

El Sindicato de Obreros de la Fábrica de Sombreros Cintolesi se ubicó en la comuna de Quinta Normal, a cinco cuadras de la fábrica, específicamente en la calle Julio Bañados #131, entre Juan de Barros y Juan Luis San Fuentes. Este espacio de organización sindical fue utilizado no sólo por los trabajadores tanto obreros como empleados de Cintolesi, sino que también fue facilitado a trabajadores de las industrias colindantes, como por ejemplo de la Cooperativa de Obreros de la Cristalería Yungay. Al respecto, algunas de las hijas de los trabajadores de la fábrica recuerdan aquellos tiempos, enfatizando en que la adhesión a éstos era generalizada entre todos los trabajadores, pero además existían claras diferencias entre el sindicato de obreros y el sindicato de empleados de la fábrica:

“todos pertenecían al sindicato” (Conversatorio Pasaje Cintolesi, 2024).

“habían separación, lo hacían separados, los de los empleados solos y los de los obreros por otro lado” (Conversatorio Pasaje Cintolesi, 2024).  

“en [las actividades sindicales] de los empleados solo participaban empleados, sin familia, en los de obreros participaban la familia” (Conversatorio Pasaje Cintolesi, 2024). 

“(...) ellos tenían, Cintolesi tenía un sindicato, un salón allá en Julio Bañados, antes de llegar a Mapocho, y ahí se realizaban los aniversarios de la empresa, de la fábrica y las fiestas del 18 y de navidad. Ahí participábamos toda la familia, y bueno, de hecho fue un recuerdo grato porque ahí fue cuando yo conocí por primera vez la Sonora Palacios, ahí la conocí, nosotros estábamos chicos, como hace 60 años. Ellos empezaron en esa época, yo siempre me acuerdo, ellos tocaban e iban a tocar allá al sindicato del Cintolesi, el sindicato era el que se encargaba de llevar a la orquesta. Bueno las fiestas eran bonitas, gratas, y de hecho fue cuando llevaron el primer televisor y nosotros íbamos a ver la parada militar, nosotros íbamos a ver la parada militar allá al sindicato” (Conversatorio Pasaje Cintolesi, 2024). 

 

Socios y socias del Sindicato de Empleados de la Fábrica de Sombreros Cintolesi y los dueños de la fábrica

Fuente: Archivo personal residentes Conjunto Habitacional Pasaje Cintolesi

 

“los que están a la cabecera allá son Cintolesi, esos dos son Cintolesi y la que está ahí Cristina Susti era familiar, era prima de los Cintolesi” (Conversatorio Pasaje Cintolesi, 2024). 

En las décadas de auge económico e industrial en Chile, la Fábrica de Sombreros Cintolesi fue conocida públicamente por su particularidad de albergar gran cantidad de mujeres trabajadoras en la industria, marcando un precedente en términos de inserción laboral femenina. Esta situación coincide con el caso de la Industria textil Chiteco, albergando como punto en común la producción manufacturera de las industrias. Las mujeres se desempeñaban principalmente en dos áreas: Primeramente, se encontraban en las secciones femeninas cuya especialización constaba del proceso de tejeduría, acabado y remates de los sombreros de fieltro y paja: 

“eran muchas mujeres, muchas, la sección de ellas era el adorno del sombrero realmente, porque la formación de los sombreros pasaban por máquinas y fuerzas que tenían que usar los hombres, pero las mujeres generalmente eran para adornar, pegar los forros, hacer las cosa que hacen las mujeres, costuras, pegar las etiquetas, esas cosas” (Conversatorio Pasaje Cintolesi, 2024).