Casa de Violeta Parra

CASA DE VIOLETA PARRA EN EL PASAJE VIOLETA PARRA.

Fuente: Departamento de Cultura Quinta Normal

 

EL CAMINO A SANTIAGO, EL CAMINO A QUINTA NORMAL

Violeta del Carmen Parra Sandoval fue una artista, compositora y cantora chilena, reconocida como una de las principales folcloristas de América del Sur y divulgadora de la música popular chilena, vivió en Quinta Normal cuando algunos integrantes de su familia, emprendieron viaje hacia Santiago en 1932 luego de la muerte en Chillán del padre de la familia Parra el profesor Nicanor Parra Alarcón en 1929. Si bien la familia Parra es reconocida como parte de la herencia cultural chillaneja, el devenir de la familia les llevó a migrar varias veces entre Santiago, San Carlos, Lautaro y Chillán, en esta última localidad Violeta Parra vivió junto a su familia en la casa de su abuelo paterno: José Calixto Parra. Recuerda Violeta con una de sus creaciones ese momento y esa casa.

 

“José Calixto su nombre, 

fue bastante respeta’o, 

amistoso y muy letra’o, 

su talento les asombre; 

más le aumente su prenombre 

al decir muy en breve, 

no más entre marte’ y jueves .

procura mostrar su honor, 

defendiendo el tricolor 

el año setentainueve. 

 

En la ciudad de Chillán

vivía en un caserón,

dueño de una población

de gran popularidad.

Pa’ mayor autoridad

manda sus hijo’ a l’escuela,

y a petición de mi abuela

les enseña a solfear

par’ un’ orquesta formar

de arpa, violín y vihuela”. (Autobiografía, 1970)

 

VIOLETA PARRA

Fuente: Libro ‘Violeta Parra, Después de vivir un siglo’

Si se tuviera que definir en breves pero significativas palabras la gran virtud de Violeta Parra en el mundo del arte, el folclor y la cultura popular chilena, podríamos hablar de acuerdo señala la académica María Ester Martínez, que Violeta Parra simboliza con fuerza y coraje una gran parte del espíritu femenino de la mujer chilena, pues ella logra transmitir “la gran andanza de las Violetas por un amplio territorio geográfico y experiencial” (Martínez, 1997). Pero para llegar a ocupar este sitial dentro del arte chileno, Violeta Parra tuvo que dejar atrás su pasado campesino y las trabas propias que la tradición cultural imponía sobre su inquietud femenina, obligándola a salir de Chillán a la fuga para viajar a Santiago a estudiar a la Escuela Normal de Niñas Nº1 (ubicada en Compañía con Chacabuco), por recomendación de su hermano Nicanor, quien se encontraba trabajando como inspector en el Internado Nacional Barros Arana (INBA) en 1932.

“Salí de mi casa un día

pa’ nunca retroceder;

preciso dar a entender

que lo hice a l’amanecida.

En fuga no hay despedida,

ninguno lo sospechó,

y si alguien por mí lloró

no quise causar un mal.

Me vine a la capital

por orden de Nicanor. 

 

Mi hermano decía: «Vente,

que lindo es el estudiar.

El mundo es un ancho mar,

lo cruzarás por el puente,

a nado puede la muerte

llevart’ en su remolino.

Busquemos, pues, un camino,

no me propales contrario;

aprend’ el abecedario

que te dará buen destino”. (Autobiografía, 1970)

Nicanor Parra había llegado a terminar sus estudios de enseñanza media un año antes que su hermana Violeta, de hecho en palabras del mismo anti poeta: “Cuando llegué a Santiago y salí de la Estación Central, me puse a caminar por la avenida Matucana que nace justo al frente hasta encontrar un lugar donde poder quedarme y al final di con unos departamentos que habían en Matucana con Santo Domingo”, la cercanía de este espacio con el INBA y la obtención de una beca en la Liga de Estudiantes Pobres, le llevó a cambiar su plan de ingresar a Carabineros por entrar al Internado, allí conoció la literatura, los movimientos artísticos y a uno de sus grandes compañeros: el también escritor Luis OyarzúnRodeado de esta entusiasta motivación literaria, Nicanor ayudó a Violeta Parra a trasladarse a Santiago.  “Del momento en que llegué / mi pobr’ hermano estudiante / se convirtió, en un instante, / en pair’ y maire a la vez”.

VIOLETA Y NICANOR PARRA

Fuente: https://www.latercera.com/culto/2018/06/02/herencia-nicanor-parra-la-disputa-las-obras-violeta/

Violeta Parra vivió los primeros años de su estadía en Santiago con unos parientes que tenía su familia en Cumming con Balmaceda, en específico en la casa de Ramón Parra, pero poco a poco llegaron a Santiago sus hermanos y luego su madre, entonces la familia se trasladó a la que sería la primera casa que habitarían en la comuna de Quinta Normal, ubicada en la calle Edison esquina de Barbosa aproximadamente el año 1935. La hija del Violeta Parra, la también cantora y folclorista Isabel Parra, recuerda con grandes cuotas de nostalgia a una de sus amigas que conoció en la calle Edison de niña: “Ella es la única amiga que ha sido dos veces mi vecina, vivía al lado de donde vivió mi madre con mi abuela en Edison y ya de vieja me fui a vivir a Providencia y de repente caminando por el barrio la encontré y éramos nuevamente vecinas”.

CALLE EDISON

Fuente: Fotografía de Francisco Leiva Sandoval

A pesar que el ímpetu de Violeta Parra por dejar atrás el mundo chillanejo con tal de viajar a estudiar a Santiago, prontamente dejará sus estudios en la Escuela Normal de Niñas y se dedicará a cantar junto a sus hermanos Roberto, Eduardo e  Hilda, quienes con las mismas ganas por entonar la guitarra, también habían cambiado los libros por el instrumento. 

“Semana sobre semana

transcurre mi edad primera.

Mejor ni hablar de la escuela;

la odié con todas mis ganas,

del libro hasta la campana,

del lápiz al pizarrón,

del banco hast’ el profesor.

Y empiezo amar la guitarra

y adonde siento una farra

allí aprendo una canción”. (Autobiografía, 1970). 

 

EL CANTO EN MATUCANA Y EL LOCAL DEL CALDO E’ PATA

El bar-restaurant El Popular fue una picada ubicada en la Avenida Matucana 1080, casi al llegar a Mapocho, comuna de Quinta Normal, que brilló en sus mejores días en las décadas del 40 y el 50, cuando justamente en los años del Frente Popular, el barrio de Matucana vivía una ebullición de encuentros culturales, desarrollo social, organización deportiva y participación política, pues luego de los años de la crisis del 29 y la dictadura de Ibáñez, el pueblo chileno encontró en la acción comunitaria un punto de partida para las transformaciones y la resistencia ante la crisis económica instalada, en Matucana diversas organizaciones le daban vida al ambiente popular de esos años y los bares, restaurantes y cafés de este sector, que además eran parte de la bohemia ferroviaria de la estación Yungay, se instalaron como el lugar de encuentro social por excelencia. 

Don Luis Muñoz fue un vecino muy reconocido durante mediados del siglo XX en el barrio de Matucana, dueño del bar-restaurant El Popular, le apodaban tanto a él como a su picá como El Caldo e’pata -por el plato principal de su boliche-, el Lucho Muñoz vivía por la calle Patricio Lynch y tanto su local como su hogar se encontraban en las famosas Manzanas de Altos, arquitectura muy importante de este sector de la ciudad instalada por obra de los destacados arquitectos Julio Bertrand y Pedro Prado. Don Luis Muñoz fue un socio cooperador del club deportivo Isabelino Gradín de la calle Andes y participó de la considerada mayor proeza de un club de barrio de Quinta Normal al recibir entre 1949 y 1951 a varios clubes deportivos de barrio de Uruguay y viajar en tren en 1952 hasta Montevideo a alentar al club de su barrio Matucana.

 

DON LUIS MUÑOZ JUNTO AL CLUB ISABELINO GRADÍN VIAJANDO A MONTEVIDEO. 1952

Fuente: (González Loyola, 2019)

Hasta el local de don Luis Muñoz llegaron un día Violeta, Hilda, Eduardo y Roberto para poder musicalizar las noches de bohemia y dominó permitiéndoles al clan ganar algunos pesos para los duros días que les venía por delante al momento de enfrentar la vida fuera de los estudios y los trabajos formales, fue este local el primer lugar en donde Violeta Parra junto a sus hermanos comenzó a dedicarse a la música cantando boleros, corridos mexicanos, valses y cuecas, fue en el Caldo e’Pata donde Violeta comenzaría a construir su historia abrazada al arte y la música. “Ahí recibimos el primer sueldo. ¡Qué alegría más grande! exclama el tío (Eduardo) y los recuerdos iluminan su rostro. Eran los días en que cantaban todos juntos, aunque Roberto se perdiera entre fiesta y fiesta. Ahí terminó la infancia de los Parra. Ahí comenzó la historia…” (Escobar, 2008). 

VIOLETA PARRA EN LA QUINTA NORMAL. 1937

Fuente: https://www.museovioletaparra.cl/violeta-parra/biografia/

Hoy exactamente sobre el antiguo bar-restaurant El Popular se construye una de las estaciones de la nueva línea 7 del metro de Santiago, el nombre de Violeta Parra surge de manera inevitable como posibilidad de nombre de la estación que se ubicará en el sitio donde comenzó su carrera musical, vínculo ferroviario muy presente en su desarrollo artístico y personal. 

La estación Yungay del ferrocarril se ubicaba en el antiguo Camino de la Cintura (hoy avenida Balmaceda) y fue inaugurada junto con el Ferrocarril a Valparaíso en 1863. Todos los sectores aledaños a la estación constituyeron parte del eje ferroviario de estos barrios, la casa de máquinas se ubicaba en la esquina nor poniente de Matucana con Mapocho, donde hoy se encuentra un supermercado Lider incendiado en los sucesos de octubre del 2019, en este lugar trabajaba Luis Cereceda joven empleado ferroviario fiel parroquiano del local que se encontraba frente al Popular, en la misma Matucana, comuna de Santiago, llamado el Tordo Azul. En estas noches de canto y bohemia Violeta Parra y Luis Cereceda se enamoraron y comenzaron una vida juntos, Cereceda trabajaba activamente en el sindicato ferroviario y militaba en el Partido Comunista, por ende su romance se vio fuertemente involucrado con el activismo de ambos para la campaña presidencial de Pedro Aguirre Cerda en 1938. 

“Luis y sus compañeros comunistas del sindicato ferroviario repartían volantines y llamaban a votar por Aguirre. Y Violeta, en su papel de ama de casa, también se involucró: estaba a cargo de administrar un ‘comité popular’ en el barrio Matucana, donde se entregaba a las familias carne, pescado, mantequilla y cereales a precios asequibles. El fin apuntaba a ‘evitar las especulaciones de los grandes buitres que eran los comerciantes mayoristas’, según lo expresara Alfonso Alcalde, quien también militaba en el PC. “La Violeta -recordaría su hermano Roberto- tenía un Comité en su casa. El Partido Comunista le daba el aceite, el azúcar, el arroz, y ella lo vendía al pueblo a precio de costo.” (Herrero, 2017).

CASA DE MÁQUINAS ESTACIÓN YUNGAY. DÉCADA DE 1980

Fuente: https://www.facebook.com/FerrovisionChile/posts/4144543112233750/

 

EL MATRIMONIO CON LUIS CERECEDA Y SU VIDA EN EL “CITÉ DE LAS VIUDAS”

Violeta Parra y Luis Cereceda contraen matrimonio un 2 de septiembre de 1938, el matrimonio se va a vivir a una casa ubicada en el Cité de “Las Viudas” ubicado en la calle Andes de Violeta Parra 3755 (Casa Sin Número), siendo esta la casa de mayor significancia de su paso por Quinta Normal, pues acá nace su hija Isabel Parra y además Violeta consigue un lugar en el mismo cité para que su madre Rosa Clarisa pudiera vivir cerca de ella. Clarisa vive en la casa Nº9 del mismo cité.

VIOLETA PARRA Y LUIS CERECEDA EN LA QUINTA NORMAL. 1938

Fuente: https://www.flickr.com/photos/stgonostalgico/49758079828

El año 2022 en el contexto de la celebración del día del Patrimonio, Isabel Parra visitó la casa en donde nació en el “Cité de Las Viudas”, comentando parte de su infancia lúdica y musical: “Nos juntábamos con las amiguitas de las otras casas y lo único que hacíamos era cantar y bailar, yo bailaba allá afuera o en el patio de la casa 9 donde vivía mi abuelita. Entonces de repente me llamaban “Chabelita” y yo sabía que tenía que ponerme las pilas y ponerme a cantar y bailar, cuestión que a mi me fascinaba”. El ambiente musical y festivo fue lo que más repercutió en la vida y experiencia de Violeta Parra y su hija en este lugar de la comuna de Quinta Normal, además que Isabel asistió al colegio de monjas “Santa Ana” ubicada en San Pablo al costado del Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, por lo tanto tuvo una infancia y una formación vinculada a las características culturales más profundas de la comuna de Quinta Normal, señalando incluso que una de las grandes virtudes de las familias más pobres de la comuna era “tener por patio a la Quinta”.

 

ISABEL PARRA JUNTO A VECINAS Y VECINOS DEL PASAJE VIOLETA PARRA. 2022

Fuente: Comunicaciones, Municipalidad de Quinta Normal. 

La clara imposición masculina de las formas tradicionales de Luis Cereceda potenciaron el sentir oprimido y frustrado de Violeta Parra por el arte y la música en su vivencia en Quinta Normal, su relación con él se volvió muy difícil a pesar que la conciencia y la coherencia política de Cereceda fue lo que siempre la atrajo a su lado, como recuerda el segundo hijo del matrimonio, el fallecido cantautor Ángel Parra: “Aun cuando Violeta se sentía asfixiada por su marido en materia artística, éste le entregaba algo que ella no dejaba de valorar: conciencia política. ‘Mi padre y sus compromisos entusiasman a mi madre” (Herrero, 2017). En este sentido, Violeta Parra sufrió bastante sus años en este sector de Quinta Normal, es más, si leemos sus décimas autobiográficas, su paso por el barrio, su matrimonio con Cereceda, su vida en este pedazo de Santiago están para ella anotadas en su triste diario. 

“Anoto en mi triste diario:

Restaurán el Tordo Azul;

allí conocí a un gandul

de profesión ferroviario;

me jura por el rosario

casorio y amor eterno;

me lleva muy dulce y tierno

atá’ con una libreta

y condenó a la Violeta

por diez años de infierno.

 

Lo vi por primera vez

en una gran maquinaria

por la línea ferroviaria

de Yungay a la Alameda,

con una chaqueta nueva

de cuero, por la ventana;

talán, talán, la campana

retumba en mi corazón

por el joven conductor

que me hace mil musarañas.

 

Yo le pregunto contrita

que me dijera su oficio,

él me responde malicio’

que él es un gran maquinista;

le creo a primera vista,

l’entrego mi corazón

y me ha mentí’o el bribón

según más tarde un amigo

diciéndome: tu marí’o

es un vulgar limpia’or.

 

Montá’ en el macho no que’a

otra cosa que amansarlo,

pero el indino al notarlo

me armó la feroz pelea;

se cura, se zarandea

con unos tales barracos,

de farra con unos pacos

llegaba de amanecí’a;

sufriendo de noche y día

pase las de Quico y Caco.

 

A los diez años cumplí’os

por fin se corta la güincha,

tres vueltas daba la cincha

al pobre esqueleto mío,

y p’a salvar el sentí’o

volví a tomar la guitarra;

con fuerza Violeta Parra

y al hombro con dos chiquillos

se fue para Maitencillo

a cortarse las amarras”. (Autobiografía, 1970)

Cortándose las amarras Violeta Parra se fue del barrio Lourdes, dejando una memoria inquieta entre la gente de estos barrios, pues aunque el tiempo que vivió en Edison y en Andes aún no se convertía en la gran folclorista que alguna vez fue, de igual forma su desplante de mujer, música, artista y activista no pasó inadvertido en un tiempo de cambios y transformaciones sociales, por lo tanto, muchos mitos e historias respecto a su paso por los diversos boliches, casas y cuadras deambulan aún por las calles de este barrio. Y por su parte, Violeta experimentó en Quinta Normal las diversas caras de la vida urbana en contraste con su experiencia campesina, estos encuentros moldearán su filosofía, visualizando las desigualdades sociales de la época, la vida en los cités repletos de migración campo-ciudad, de obreros en jornadas extenuantes en los ferrocarriles y conoció el mundo popular de bares y quintas de recreo de Matucana y Santiago. Hablaría así en primera persona de la situación social de la época, a través de sus obras bajo una clara conciencia crítica. 

Comenzando la década del 50 nuevamente fue Nicanor quien orientó a Violeta a renunciar a las búsquedas tradiciones del folclor que había comenzado a reproducir bajo la fuerte figura de Margot Loyola y le propone investigar la verdadera música popular del campo chileno y sus rincones, Violeta decide dedicar su vida a la investigación y la creación musical.

 

EL PASAJE VIOLETA PARRA

La vida de Violeta Parra en Quinta Normal sucedió entre 1935 y 1943. El cité donde tanto Violeta, Clarisa como Isabel Parra vivieron en la calle Andes ha tenido cuatro nombres en su historia, primero “Cité de las Viudas” pues fue construido para las montepiadas viudas de un accidente laboral, de hecho, hacia los albores de su construcción la empresa contrató un rondín para vigilar la presencia masculina en este cité, pues, según se cuenta entre quienes han vivido acá, mujer que se le veía con un nuevo hombre perdía el beneficio de tener su casa.

 

VECINAS DEL PASAJE VIOLETA PARRA EN LA CALLE ANDES. DÉCADA DE 1950

Fuente: Archivo Familia Ávila

La primera generación de este cité cambió y ya las exigencias morales cesaron, entonces un día varias décadas después, cuando la cantidad de automóviles en la ciudad se masificó, los habitantes del cité decidieron poner unas cadenas en la entrada para impedir el paso de vehículos hacia el interior, el cité entonces pasó a llamarse “Cité Cadenas”. Las cadenas un día se sacaron e inevitablemente los vehículos se estacionaron dentro, junto con ello, la instalación de un modelo social propio de la aspiracionalidad y la deseabilidad social, provocaron que el concepto cité se entendiera como un lugar marginal, ubicado en el pasado y propio de un imaginario de sub-desarrollo, entonces ahora el “Cité Cadenas” pasó a llamarse simplemente como “Pasaje Andes”, durante esos años el canal que pasaba por detrás de este conjunto arquitectónico fue canalizado, perdiendo una de las grandes características del lugar. 

El año 2017 al conmemorarse el centenario del nacimiento de Violeta Parra, diversas actividades a nivel nacional se llevaron a cabo con tal de mantener la memoria de la gran artista chilena viva y hacer de su obra un aporte central de la cultura popular, entonces los recuerdos del paso de Violeta Parra por el cité reflotaron, realizándose algunas iniciativas que permitieran cambiar el nombre de “Pasaje Andes” a “Pasaje Violeta Parra”, cosa que finalmente sucedió un día 30 de octubre del año 2017, cambiándose además el nombre de la calle Andes por Andes de Violeta Parra. 

PASAJE VIOLETA PARRA, QUINTA NORMAL

Fuente: SECPLA, 2022

Violeta Parra luego contrajo matrimonio en 1953 con Luis Arce Leyton en la comuna de Barrancas un 23 de noviembre de 1953, con él tuvo dos hijas: Carmen Luisa, que también fue música y Rosita Clara quien murió con un año de vida, suceso que le generó a Violeta Parra un profundo desgarro emocional. 

“Cuando yo salí de aquí

dejé mi guagua en la cuna,

creí que la mamita Luna

me l’iba a cíudar a mí,

pero como no fue así

me lo dice en una carta

p’a que el alma se me parta

por no tenerla conmigo;

el mundo será testigo

que hei de pagar esta falta.

 

Llorando de noche y día

se terminarán mis horas,

perdóname, gran Señora,

digo a la Virgen María,

no ha sido por culpa mía,

yo me declaro inocente,

lo sabe toda la gente

de que no soy mala maire,

nunca p’a ella faltó el aire

ni el agua de la virtiente” (Autobiografía, 1970). 

Un sobrino de Luis Arce Leyton, don Andrés Leyton, vive hoy en la casa donde alguna vez vivió Violeta Parra, allí funciona su almacén al que le ha dedicado la vida entera, ligados de alguna forma u otra al arte y la música, la esposa de don Andrés, la señora Teresa, es familiar del folclorista Richard Rojas, quien, oriundo de la población El Polígono de Quinta Normal, formó parte del movimiento de la Nueva Canción Chilena -junto con Isabel Parra- ganando con su composición la Chilenera el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena junto con Plegaria a un labrador de Víctor Jara. Los sentidos musicales del hoy “Pasaje Violeta Parra” han permanecido de diversas maneras posibles en este sitio de Quinta Normal, algunos destacados músicos han nacido y vivido en este pasaje, la presencia de la diversidad musical es también una constante de este sitio de la ciudad, por ejemplo Hugo Sánchez nacido en este pasaje es hoy parte importante del movimiento del Heavy Metal chileno con su banda Heiligen y los hermanos Ayala fundaron una conocida banda tropical local: La Quinta Show.

PRIMERA COMUNIÓN EN EL PASAJE VIOLETA PARRA DÉCADA DE 1960

Fuente: Archivo fotográfico familia Ayala Jofré.

 

CUMPLEAÑOS EN EL PASAJE VIOLETA PARRA DÉCADA DE 1990

Fuente: Archivo fotográfico familia Ayala Jofré.

 

CELEBRACIÓN DE NOCHE DE BRUJAS EN EL PASAJE VIOLETA PARRA DÉCADA DEL 2000

Fuente: Archivo fotográfico familia Ayala Jofré.

 

En mayo de 2022 Isabel Parra visitó la que alguna vez fue su casa y nos comentó las siguientes palabras:

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

González. (2019). Chicha, poroto, uno atrás del otro, negros y blancos, rubios y morochos. El club Isabelino Gradín y el Barrio Matucana. Santiago, Chile: Cooperativa de trabajo editorial Victorino Laínez.  

Herrero (2017): “Después de Vivir un siglo. Una biografía de Violeta Parra.” Santiago, Lumen.

Subercaseaux. (2017): Violeta Parra: Una Vida y una trayectoria. En Violeta Parra, Después de vivir un siglo(21-48). Santiago, Chile: CNCA.